La riqueza de la inteligencia

Las escenas de dar y recibir pueden presentarse parecidas, pero el escenario y los actores son indisimuladamente muy diferentes.
Aparecen hermanos humanos que evidencian inexperiencia a la hora de acercar el recipiente o la cazuela para recibir las porciones que alivianen un poquito la pesada carga de llevar comida a su mesa.
Felizmente inexpertos.
Rostros nuevos que se suman cada jornada en los que se advierte que nunca antes habían tenido que pedir comida, porque el trabajo, ahora ausente, les daba alimentos, sonrisas y dignidad.

La pandemia estancó sueños, frustró proyectos y llenó de incertidumbres y miedos a millones de corazones que resisten a endurecerse, aunque mezquinas inteligencias los empujen con disimulada violencia.  
Todo pesa mucho,  pedir y dar en este contexto que parece interminable, trae a la luz lo dura que puede resultar ser la incertidumbre.

Todo pesa mucho, y pedir pesa mucho más…

El tiempo no se detiene para nadie y las mañanas representan un verdadero examen diario para la paciencia y la creatividad.
Los interrogantes asaltan las noches de insomnio, también los días de desconcierto.

¿Cómo será el latir de aquellas conciencias si se confirma la sospecha de lo innecesario de todo este sometimiento mundial?
¿Será verdad que la única solución para enfrentar el virus sea el aislamiento?
¿Cómo será una vida humana en la que el miedo deje de ser el arma y el eje del poder?

Para nuestro consuelo, nuestro Guía y modelo fue capaz de enfrentar al imperio más poderoso de aquel entonces sin lastimar a nadie, mostrándonos qué hacer, dejándonos también el ejemplo de lo que no hay que hacer, soportando la indiferencia, la criminalidad y el despotismo de Pilatos.
Los momentos Poncio Pilatos siguen presentándose como opciones para nuestras vidas, aunque esta vez, más  conscientes, podemos elegir el compromiso con la verdad y el amor.

Felizmente, para traer un poco de aire fresco, el Evangelio según el Espiritismo nos regala conceptos y precisiones mostrando que la riqueza de la inteligencia deberá servir para las buenas obras, difundiendo al alrededor los tesoros de la instrucción y los caudales de amor, en la certeza de que ambos darán sus frutos.

Johann Heinrich Pestalozzi, primero, y Allan Kardec, años después, nos invitan permanentemente a pensar, como fuente inspiradora en la búsqueda  de la verdad que nos hará libres.
Posiblemente esa búsqueda de la verdad se presente en la actualidad como el mayor desafío liberador en estos tiempos de pandemia y calamidad moral.

Raúl Kasiztky

Sociedad Espírita “Te perdono”

Centro Educativo Integral “Camino a la Casita”