Los conceptos van marcando
definiciones que empiezan a formar parte de nuestras vidas, aunque no siempre
nos demos cuenta de cómo esto nos sucede. Luego vamos actuando en función de
esa manera de pensar, que tendrá relación directa con la pureza o bondad de
aquel concepto que hayamos incorporado.
Claro que, como es dable advertir, también pueden ser parte de nuestras vidas concepciones
no tan elevadas y que, aunque no queridas, también irán a incorporarse a la
existencia.
En este camino de aprendizaje y progreso en el que todos transitamos estas
dualidades nos acompañan. Por un lado conceptos que pueden ayudarnos
definitivamente, en constante lucha con otros que, incorporados con
anterioridad, no colaboran demasiado con nuestro adelanto moral o intelectual.
En este punto, Allan Kardec, dentro de un legado incontable de conceptos que
dejara a la humanidad toda, nos facilita las herramientas para que, en
circunstancias como las actuales, podamos valernos de estas definiciones encontrando
fuerza, sosiego y valor en el instante de enfrentar diferentes adversidades y
adversarios íntimos que, por momentos, nos hacen la existencia un tanto más
complicada.
En este sentido dos conceptos cobran una fuerza inusitada en la hora actual: el
Amor y la Reencarnación. Uno fortalece las emociones y el sentimiento, el otro,
la conciencia y la razón. Ambos nos elevan por encima de las vicisitudes y el
desconcierto.
Un Espíritu amigo, en El Havre, ciudad francesa situada en las orillas del río Sena, en 1852, nos decía: “La vida es difícil, ya lo sé. Se compone de mil naderías que son otros tantos alfilerazos que acaban por herir. Pero si estamos atentos a los deberes que se nos han impuesto, a los consuelos y las compensaciones que por otra parte recibimos, entonces habremos de reconocer que las bendiciones son mucho más numerosas que los dolores. La carga parece menos pesada cuando miramos hacia lo alto que cuando doblamos la frente hacia el suelo.” Asimismo nos propone ser pacientes, ser cristianos, porque “esta palabra lo resume todo.”
En este escenario hace su aparición el tercer concepto para esta jornada: la Paciencia. Sublime virtud que, como una forma de caridad, nos posibilita encontrar a la más meritoria, la de perdonar a aquellos que Dios ha colocado en nuestro camino para que sean los instrumentos de nuestras aflicciones y poner nuestra paciencia a prueba.
AMOR, REENCARNACIÓN, PACIENCIA… Conceptos y definiciones, con un enorme poder en sí mismos y que serán capaces de cambiar nuestras vidas y la de este hermoso planeta, que por gracia Divina tiene exactamente todo lo que necesitamos para una vida plena.
Raúl Kasiztky
Sociedad Espírita “Te perdono”
Centro Educativo Integral “Camino a la Casita”