La verdad se siente

La integridad física y psíquica que  por instantes puede sonarnos como una realidad  un tanto abstracta, fundamentalmente cuando ella  no se encuentra  amenazada, pide en momentos como el actual, que prestemos un poco más de atención a las circunstancias que nos rodean, a los escenarios que elocuentes se proyectan, toda vez que diferentes factores, pudiendo ser desatendidos por disímiles razones, pueden ponerla en jaque con riesgos muy ciertos inclusive de ganarle la partida.

Este mundo nos propone diferentes alternativas de crecimiento y madurez, a veces como opciones, otras veces como imposiciones siendo por esta razón que la resignación resulta ser, reiteradamente, la mejor opción.

Ahora bien, resignarnos impávidos  ante aquello que podemos modificar, sin siquiera intentar algún cambio, deja de ser una saludable alternativa.

Un método tristemente efectivo, amplia y frecuentemente utilizado por corazones insensibles,  se desarrolla alojándonos  en la inacción, instalando en el centro mismo de nuestro psiquismo el desgano, que una vez ubicado en ese lugar hará por sí solo toda su demoledora tarea. El desgano se autoalimentará y encontrará diferentes nutrientes en los repliegues de la pasividad que lo mantendrán fuerte y saludable. Amargamente saludable.

Se esconderá bajo el ropaje de diferentes telas mentales, disimulará su presencia con discursos bien urdidos,  y sin pausas irá ocupando todos los espacios que la voluntad cada vez más agobiada irá cediendo, hasta quedar absolutamente dominada.

El desgano podrá dominar la voluntad y se reflejará sin disimulos en el cuerpo.

Hace unas hora nomás, un amigo conocedor de los vaivenes psíquicos que pueden hacernos la vida bien difícil por estos tiempos de aislamientos, nos sugería humildemente como poderoso antídoto para todos los males que se nos pueden presentar: mantener la mente ocupada.

Para conseguirlo, nos invitaba a resistir las influencias maledicentes teniendo la mente ocupada en una tarea, o una actividad intelectual, o un proyecto, o un trabajo.

Siguiendo con esta línea de sugerencia, nos permitimos agregar que la inactividad nunca fue ni será una sana propuesta, salvo contadas excepciones en que algún reposo indicado sea de utilidad para sanar heridas. Nuestro humano diseño ha sido hecho así para que la actividad nos mantenga saludables. Agradablemente saludables.

Fácil entonces resulta advertir que todo aquello que ponga en movimiento nuestros sentidos pugnando por vencer la quietud paralizante, representará una verdadera oración práctica en nuestras vidas, cuyo poder, dando fuerzas para resistir, nos permitirá entender además que la verdad, aunque siendo relativa, se siente como vigorosa e indisimulable vibración en nuestro ser, quedando por tanto obligados a defenderla, porque significará en definitiva proteger nuestra propia felicidad.

Siendo entonces que la verdad se siente, agudizar los sentidos y la intuición, buscar actividades que neutralicen malsanas sugerencias y dar espacio suficiente a los internos latidos, que muchas veces tienen razones que la razón no entiende, representará en este presente saludable bálsamo y potente escudo, además de la reconfortante sensación que queda en el alma luego de la tarea cumplida…

Raúl Kasiztky

Sociedad Espírita “Te perdono”

Centro Educativo Integral “Camino a la Casita”