Mes uno – ¿Habrá algo que podamos hacer?

Aislamiento obligatorio, incertidumbres, expectación, reflexiones compartidas que despiertan inquietudes con la extraña sensación de esperar sin saber qué esperar.

Un virus tan contagioso como invisible, que ha puesto de rodillas  los sistemas de salud de aquellos que parecían no tener dificultades sanitarias, dejando al descubierto que los soldados, verdaderos súper humanos de la salud, fueron puestos en la trinchera con muy poco para defenderse, convirtiéndolos en muchos casos en el mismísimo foco de transmisión, volviéndolos doblemente víctimas, de la insensatez, la impiedad y la más fría y calculadora especulación materialista.

A los sacrificados científicos de la salud se los mira como una especie de antiguos dioses paganos que tienen la obligación de momento de traernos la solución que permita dar el gran suspiro de “por fin…”. Sin embargo, si la solución que se propone se aleja de los grandes intereses económicos, casi que automáticamente esta alternativa  se deja caer sin escrúpulos.

En este contexto, ¿qué papel nos toca desempeñar a las religiones?  ¿Habrá algo que podamos hacer?

Va de suyo que acompañar el dolor con nuestras manos, en la medida que podamos, aparece como indiscutible. Pero además nuestra Religión y Ética Espírita que representamos nos impulsa a consolar a aquellos que no resistieron, a esperanzar a los que aún permanecemos de pie, y a recordar que en la oración encontraremos las fuerzas y la convicción necesaria para transponer aquellas montañas que, a lo mejor, alguna humana calculada y fría imprudencia nos impuso como condiciones y cuyo costo todavía no podemos dimensionar.

¿Habrá algo que podamos hacer?

Por supuesto que sí.

Abramos con todas las fuerzas de la plegaria los cielos de las conciencias, pidamos a Dios, desde el culto que profesemos, que las voces de aquellos que pueden traernos alivio, consuelo o sanación frente a este flagelo, puedan oírse en todos los rincones del planeta, aunque esto no enriquezca materialmente a nadie.

Padre Celestial, en ti confiamos. Danos fuerzas para cambiar aquello que podemos cambiar y el valor suficiente para defender las embestidas del materialismo, asumiendo sin vacilaciones este compromiso para con Dios y para con los hombres.

Raúl Kasiztky

Sociedad Espírita “Te perdono”

Centro Educativo Integral “Camino a la Casita”