La mirada del bien

La mirada del bien

Los días de aislamiento obligatorio avanzan procurando protección,  y el alma, sensibilizada por las noticias por momentos abrumadoras, intenta encontrar refugio para sí y para sus almas amadas. Tensión y calma se suceden inexorables.

La mente necesita encontrar respuestas, en todo caso otras respuestas,  porque las que abundan potencian tanto el miedo, que ya comienzan a mostrarse serios atisbos de marginación y deleznable discriminación contra aquellos humanos hermanos que pudieron contraer el virus y, más grave aún, discriminación con quienes les toca lidiar más de cerca con la pandemia. Unos los aplauden y otros les piden que abandonen el edificio donde viven, ese mismo al que deben regresar en busca de refugio al final de la jornada de trabajo con el dolor ajeno.

En el Capítulo VII de una extraordinaria obra literaria Espírita titulada Acción y Reacción, almas amigas en diálogos profundos manifiestan diferentes inquietudes, y en esta reflexión podemos compartir este interrogante:

¿Qué debemos entender por “el bien” y “el mal”…?

El bien, será nuestra decidida cooperación con la Ley a favor de todos, aunque ello nos cueste la renuncia más completa. 

El mal, será siempre representado por aquella triste evocación del bien únicamente para nosotros mismos, expresándose, a través del egoísmo y de la vanidad, en la insensatez y en el orgullo.

¿Será que Dios nos habrá sugerido desde siempre que razonemos respecto a las necesidades compartidas que todos tenemos, y que abandonar este razonamiento siguiendo la ruta del mezquino egoísmo nos conduce inexorable al dolor reparador…? ¿Será? 

¿Habremos aprendido ya que a mayor egoísmo, mayor sufrimiento?

En el concierto de las naciones esta vez el hilo no se cortó por la parte más delgada, y por eso el estruendo es muy fuerte. El virus golpeó las puertas de las potencias económicas y señaló que no hay fortuna que asegure privilegios a nadie.

De la mismísima extraña circunstancia tendremos que sacar la fuerza de la esperanza al saber que Dios tiene reservado algo bueno para sus hijos, aunque hoy no podamos darnos cuenta de qué se trata y las dudas e incertezas se apoderen de nuestro razonamiento.

Millones de seres humanos al mismo tiempo nos planteamos cómo será la vida después de todo esto, y frente a este interrogante parece ser que la respuesta tendremos que aprender a armarla, como en un gigantesco rompecabezas en el que sus piezas irán dando forma a una figura planetaria que necesitará de la benevolencia para con todos, la indulgencia con las imperfecciones de los otros y el perdón de las ofensas, así como Jesús predicaba la caridad.
Será que tendremos que aprender nuevas técnicas de convivencia amorosa y para eso empezamos practicando en casa…

El rostro del bien sigue siendo único, la sonrisa del bien sigue siendo única, la mirada del bien sigue siendo única, la acción del bien sigue siendo única.

En el bien están todas las respuestas, sigamos abrazándolo, confiados, serenos, esperanzados, simplemente, porque en el BIEN están todas las respuestas… 

Raúl Kasiztky

Sociedad Espírita “Te perdono”

Centro Educativo Integral “Camino a la Casita”