2000 – 28 de noviembre – 2015
ONG CAMINO A LA CASITA
¡ 15 años !
Capítulo 0: Crecer, la gran motivación
Los días, los meses, los años, se iban sucediendo… Seguramente el recorrido se estaría trazando a medida que conocíamos, que estudiábamos, que sentíamos en lo profundo el bálsamo de la Enseñanza Espírita. Una necesidad impostergable comenzaba a ocupar nuestros sueños…
¿Cómo hacer para dar a conocer este Mensaje que tanto nos consuela? ¿Qué hacer para que más personas se acerquen a la Casa espírita y puedan impregnarse de esta doctrina de amor que ilumina nuestras almas?
Los días, los meses, los años observaban, cual testigos silenciosos, nuestros interrogantes más profundos…¿Qué hacer?
En una tarde de invierno, el calor de la siesta todavía acariciaba los pensamientos. La mirada sobre el espejo no dejaba de ofrecer el espacio habitual para que los interrogantes volvieran a aparecer, una y otra vez.
Nada hacía suponer que ese era el día en que las preguntas ya no quedarían sin respuestas. A lo mejor, ese era el día… ¿Quién lo sabía? Puedo asegurar que yo no.
Casi imperceptible, pero firme y elocuente, una voz expresó en mis pensamientos lo que debíamos hacer. ¿Sería mi propia voz? Y si no lo era, porque de eso estaba casi seguro, ¿quién estaba respondiendo a nuestros debates más íntimos, esos que ocupaban charlas interminables sobre lo mejor para hacer en esta vida…?
Realmente no lo sé, desconozco si alguien fuera de mi ser inspiraba esas dos palabras, trascendentes de ahí en más. Sí sé que las escuché y gracias a esa respuesta el camino de la vida comenzó a trazarse ‘con sentido’…
“Trabajo social”, esa fue la respuesta!
¡Qué maravilloso! A todas las cuestiones resultaba plenamente aplicable:
¿Cómo hacer para dar a conocer esta Enseñanza que tanto nos consuela? “Trabajo social”.
¿Qué hacer para que más personas se acerquen a la casa espírita? “Trabajo social”
¿Cómo sensibilizar los corazones de los asistentes a nuestra Institución, casi centenaria por entonces, para que tengan ganas de permanecer en ella, de sentirla como su propio hogar y quieran traer a sus familiares, sus hijos, sus nietos y cuántos quieran conocer el mensaje del Cristo…? “Trabajo social”
¡Qué hermosa revelación!
Nos estaban ofreciendo dar sentido a nuestras vidas, siendo más felices cada día, a través del “servicio”, poniendo en práctica las máximas del Codificador de la doctrina espírita, Allan Kardec: “Fuera de la caridad no hay salvación”.
Ese fue un gran día, el primero de muchos otros hasta hoy…
Crecer, esa noble motivación, impulsaría nuestro trabajo para siempre.
A partir de entonces se grabaron a fuego en nuestros corazones las consignas recibidas, para crecer y divulgar, divulgar y servir, servir y amar, amar y progresar…
Las ruedas comenzarían a girar, el motor de la máquina se pondría en marcha, para no detenerse jamás.
La gran motivación ya había alcanzado a esclarecernos sobre lo que debíamos hacer: “Trabajo social”.